Las Constelaciones Familiares, un lugar donde se encuentran las emociones.
- Gabriel Rivera
- 1 mar 2024
- 2 Min. de lectura
Las Constelaciones Familiares son más que una técnica terapéutica, son un camino profundo hacia una mayor comprensión de nosotros mismos a nivel emocional. Todos cargamos con sentimientos contradictorios en relación a nuestros vínculos familiares. Amor, pero también rencor. Agradecimiento, pero a veces reproche. Alegría, y dolor.
Muchas veces reprimimos emociones muy profundas relacionadas con nuestros padres, abuelos, hijos, hermanos o parejas. Guardamos silencio para mantener una falsa armonía. Pero eso nos pesa y lastima.
Las Constelaciones Familiares crean un espacio donde podemos sacar eso a la luz de una manera cuidada y contenida. Al realizar una constelación con representantes de nuestro sistema, empiezan a aflorar sentimientos muy intensos que estaban ocultos.
Fluye la rabia, la tristeza, el miedo, la culpa. Se expresa el amor, pero también el dolor de la pérdida o el abandono. Se libera lo que estaba encapsulado y reprimido. Vemos ante nuestros ojos la verdad emocional de nuestras familias.
Este proceso de revelación suele ser muy conmovedor y profundamente sanador. Al ver esos sentimientos expresados con tanta fuerza por los representantes, podemos reconocernos y conectar con partes nuestras que manteníamos separadas. Se activa nuestra propia inteligencia emocional.
Las Constelaciones Familiares nos permiten integrar los sentimientos excluidos y encontrar la paz. Al validar las emociones, aunque sean difíciles, se abre paso la compasión. Comprendemos a nuestros padres y abuelos más allá de sus errores. Nos reconciliamos con quienes ya no están aquí.
Cuando podemos honrar las emociones y el amor subyacente en los vínculos familiares, aunque halla habido graves conflictos, se pueden sanar heridas muy antiguas. Las Constelaciones nos conectan con la fuerza del amor que todo lo sana.
Este trabajo vibra en la misma frecuencia del perdón y la compasión. Nos lleva a abrazar nuestra humanidad compartida, más allá de la división aparente. Desde este lugar de unidad, se pueden reescribir con amor y verdad las historias de nuestras familias.



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